Comercio y Ecología

01/04/2021

En una economía en la que el precio es el mayor parámetro por el que se están midiendo (en buena medida) los alimentos que compramos, los sectores agrarios van a depender totalmente de quienes dominan los canales de distribución, ya que son dueños de la inmensa mayoría del mercado. Ni siquiera quienes podamos vender directamente nuestros productos estamos libres de esta condición. Así que el concepto de “libre mercado” está algo pervertido.


Hoy en día están a nuestra disposición los productos agrícolas de cualquier parte del mundo. Por poner un ejemplo claro de productos existentes en el campo español, legumbres como garbanzos y lentejas se importan de países con economías subvencionadas como Estados Unidos o Canadá, o de países con mano de obra extremadamente barata como China; así se acaba con los agricultores nativos o se les obliga a trabajar con precios de miseria. En el momento en que los productores locales abandonen sus explotaciones, los precios que nos impondrán no tendrán discusión, lo tomas o lo dejas.

Somos una cooperativa agrícola y de venta ecológica, Catasol S Coop Astur, en una parte, de los productos que vendemos; también tratamos directamente con las gentes agricultoras, no bajamos sus precios, sabemos que nunca son abusivos. Procuramos que la intermediación de empresas en los productos sea la mínima posible, no por que tengamos nada en contra de las personas que intermedian, si no por que cuanta más intermediación más coste y más sufre el producto. Hoy, las grandes cadenas de distribución interpones distintos sistemas de intermediación, así externalizan distintos procesos de selección, envasado, etc., pero multiplican los pasos de llegada al consumidor aumentando su precio; y en esta competencia final de precios se produce la explotación de más de una empresa/persona, entre ellas las del campo.

Así que cuando compramos y dónde compramos, como personas consumidoras decidimos que agricultura sobrevive. Y qué comercio sobrevive.

Hay mucho más que analizar en esto del comercio de la agricultura: ¿Qué tipo de cadena de producción y venta tenemos? ¿Por cuál apostar? La economía actual está apostando por una explotación y producción intensivas, sobre-explotación de los recursos, abuso de productos químicos que afectan a nuestra salud y al medioambiente y empobrecimiento de las personas que trabajan en el campo. Entonces… ¿por qué seguimos apostando por ello? Por qué no cambiar al sistema tradicional, al de la producción extensiva, local y ecológica, que apueste por un sistema de producción respetuoso con el ambiente y que tenga en cuenta la calidad de vida de la gente que vive del campo y su comercio. ¿Qué pasa? Que la comodidad de encontrarlo todo en una gran superficie justifica esto. ¿Merece la pena? Realmente no, no nos merece la pena dirigirnos a un futuro tan tóxico. No solo tóxico, piénsalo también cuando comas y digas “este tomate no sabe a nada”; la realidad es que, cuando compraste, optaste por ese sabor, por esa falta de propiedades alimenticias…eso si, por unos tomates brillantes y hermosos, dignos de una gran foto.

Unamos lo anterior a algo en lo que se lleva vertiendo mucha tinta: «el problema demográfico» y «la Asturias despoblada». Han hecho un Plan Demográfico (empezaron en 2013?) que, obviamente, no está sirviendo para nada. Básicamente se centra en mantener los servicios en las zonas rurales, como si fuera algo extra, como si no tuvieran derecho a ello, como la gente de las zonas urbanas. Y dar alguna subvención para que la gente joven no “huya” del ámbito rural y continúen con la explotación familiar.
El resultado está visto. Mientras no exista un plan de desarrollo del empleo que apueste por los sectores agrarios no habrá gente que se acerque a ese ámbito. Un plan que contemple políticas territoriales, que ponga en el tablero de juego, a través del banco de tierras, todos los terrenos y viviendas abandonados o en desuso, que deje de esquilmar los mejores terrenos de cultivo, que desarrolle una red de distribución de productos autóctonos agrícolas en lugar de usar a agricultores y artesanos como atracción en mercadillos, que apueste por el desarrollo de una industria de transformación de los productos del campo en las mismas comarcas… Entretanto seguiremos con brindis al sol.